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Cuando un jugador se coloca una zapatilla de pádel lo primero que tiene que sentir es un cierto confort. Si el jugador no está cómodo ya sabemos que va a realizar una serie de gestos que no van a ser favorables o bien su cuerpo le va a estar mandando una información en que su pie no va a trabajar relajado y como debería. Por lo tanto, ese confort nos lo va a ofrecer tanto una sensación de agarre, sobre todo en la zona del retro-pie que le va a dar seguridad sin llegarlo a bloquear por lo tanto hablamos de materiales elásticos, y por otro lado una amortiguación que le retorne esos impactos y que no hayan fugas de fuerzas en su organismo. Para ello, necesitamos este agarre en el retro-pie y luego, delante, que la zapatilla se ensanche. Uno porque nos va a ofrecer más estabilidad y dos porque el pie dentro va a poder moverse y trabajar cómodamente. Y algo muy importante es que no hayan costuras donde hay salientes óseos en que puedan haber rozaduras que puedan ocasionar heridas o incluso molestias que aunque no lleguen a erosionar la piel si que generen pequeños gestos que a la larga pueden ser lesivos para el jugador.

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